En la semana 20 ya está en funcionamiento el órgano de Corti en el bebé. A partir de este momento el bebé comienza a recibir los sonidos que le rodean.
El
paisaje sonoro del bebé es muy variado, por un lado recibe todos los sonidos del
organismo de la mamá y los suyos propios, pero además recibe los sonidos del exterior
filtrados por el líquido amniótico, la pared uterina, la musculatura abdominal…
La
naturaleza, como siempre, dota a la madre de lo necesario para comenzar a
establecer el vínculo con su bebé. La voz femenina posee las características
adecuadas para la percepción auditiva del bebé por nacer. La voz de la mujer es
blanca, cálida y aguda encajando a la percepción con las capacidades del bebé.
Pero
el bebé recibe los sonidos no solamente por vía auditiva también los recibe por
vía táctil. Las vibraciones del sonido masajean su piel y estos estímulos
forjan las primeras conexiones neuronales en él. El sonido es el primer
elemento de estimulación táctil del bebe.
La
“tercera vía” de estimulación y aprendizaje del bebé es el vínculo con la
madre. Las sensaciones que la música y los sonidos crean en la mama generan en
ella emociones: bienestar o malestar, calma o tensión, que se traducen en
hormonas. Estas pasan a través del cordón umbilical al bebe y de esta manera
alimenta al bebé por nacer de experiencias que él bebe es capaz de relacionar
con los estímulos recibidos. Si la música altera a la mama también alterará al
bebé, si los sonidos relajan a la mamá también relajaran al bebe. Las
sensaciones de placer o desagrado llegan al bebé y estas experiencias dejan
huella en él, creando la base sobre las que comienza a crear su personalidad.
María Jesús García Sánchez
Doula, Monitora de lactancia,
Musicoterapeuta prenatal y Monitora de Kundalini Prenatalhttp://www.mimadoula.blogspot.com
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